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Mis primeros 40 años federado en ajedrez:
Cuando yo empecé a jugar a ajedrez federado, en septiembre de 1984 en Barcelona, se fumaba en los torneos, por lo que aunque no fumaras, te quedaba la ropa impregnada de humo. Había relativamente pocos clubs, torneos y jugadores. Unos años antes había sólo dos torneos semanales al año en Catalunya, según me contaron, el Open de Barcelona de los viernes y el Individual de Catalunya los domingos, por lo que había bofetadas para subir de categoría. Es que antiguamente había categorías: 3ª, 2ª, 1ª y preferente, que eran ya jugadores muy fuertes. Como había pocos torneos, había muchos maches amistosos entre diferentes equipos en las fiestas mayores o con cualquier excusa con tal de echar algunas partidas, aunque no valieran para ningún elo. Los árbitros teníamos diferentes modelos de ruedas para mover las manecillas de los relojes, ya que se perdían con relativa facilidad. En un torneo grande, con muchos modelos de relojes diferentes, hacían falta. Claro que los relojes analógicos son más imprecisos que los digitales y cuando aparecieron unos modelos llamados “rusos” de color blanco que tenían una bandera muy larga, lo que aguantaba la aguja antes de caer, pero muy corta la parte que la aguantaba, se ganaron muchas partidas por tiempo hasta que la gente se acostumbró. Pedir un descanso en un torneo, era rarísimo, no como ahora que se piden montones y no acabarlo también. Quizás es que la gente tiene ahora menos tiempo libre o más obligaciones. Internet cambió el mundo, no siempre para bien. El movimiento asociativo salió en parte perdiendo, ya que actualmente la gente no va a los clubs por la tarde, a no ser que haya una actividad puntual. Juega desde su casa si tiene tiempo. Por el lado bueno, antes para saber quién te tocaba en un torneo semanal, había que ir a la Federación, FCE, para que te dieran una copia en papel del sorteo. Ahora es público al instante y fácilmente accesible. También antiguamente había que ir a la Fce cada lunes si había reclamación o antes del miércoles si nó, a llevar las actas del Por Equipos del domingo y las partidas de los equipos de 2ª División para arriba, y el resto tenía que llamar por teléfono para comunicar el resultado. También había que ir a que te sellaran las fichas en papel una por una, para pagar o apuntar jugadores a torneos oficiales. Ahora es raro ir a la Fce. Muchos jugadores federados no deben saber ni dónde está. Se jugaban partidas con controles de tiempo y relojes analógicos, que daban bastantes problemas con los apuros de tiempo, en sesiones de seis horas. Como olvidar al MN. Romà Bordell, fallecido hace años, que nunca quería tablas pero no arriesgaba nada y en un Badalona había jugado dos sesiones de 6 h. cada una y jugaba la partida del día siguiente sin haber acabado la del día anterior, con tablas provisionales, aplazada dos veces. Los sorteos se hacían “a mano” con unas cartulinas donde se apuntaban los rivales de cada jugador, colores y ascensos y descensos con rivales de diferente puntuación, y aunque los árbitros tuvieran mucha experiencia, en torneos como la Copa catalana con muchos equipos, debía haber bastantes errores. Sólo los jugadores con más de 2.200 tenían elo Fide, ya que éste era el mínimo que había, por lo cuál sólo había unos 3.500 jugadores en el mundo que tuvieran y salían al final de los infomator, un libro técnico coordinado con la enciclopedia de aperturas que mucha gente joven no sabrá que haya existido. Se tardaban algunos días en ver partidas de los campeonatos mundiales y más todavía si las querías analizadas, esperando que salieran en alguna revista especializada como el “Jaque”. La Fce tenía un boletín mensual durante más de 40 años, donde salían partidas analizadas, finales, noticias, información de torneos y otras secciones. Primero se digitalizó y luego se exterminó, un gran error de la Fce. Las planillas para que se calcaran las jugadas, se ponía un papel de calca entre dos de ellas, que había que girar cuando le dabas la vuelta. Un mundo muy diferente al actual, con sus ventajas e inconvenientes, que no volverá. Con los años pierdes algo de ilusión y ambición por ganar, intentando entender algo de un juego tan complejo, si nó le dedicas tu tiempo a otros temas como yo, siempre con el recuerdo de las miles de horas gastadas a mi actividad preferida durante muchos años, recordando a las grandes personas que he conocido mediante la práctica de nuestro ajedrez. Ll.
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